Dos homicidios, riñas y amenazas hicieron del que pasó, un fin de semana donde una vez más la violencia fue protagonista.
El crimen de Rodrigo Arce, joven de 27 años ultimado a disparos en Cuadro Nacional, fue uno de los hechos de sangre que conmocionó a vecinos de ese distrito que no podían creer cómo a plena luz del día (fue en la siesta) detonaban disparos.
Al Filo de La Ley confirmó que este hecho respondería a problemas de vieja data entre la víctima y los agresores. Hasta el momento hay cuatro detenidos y se supo que todos los implicados en este caso, incluyendo a la víctima, tienen antecedentes judiciales.
En tanto que ayer en General Alvear, también en plena siesta, un joven de 25 años identificado como Fabián Mauricio Guerrero fue asesinado por un hombre de 45 años que ya fue detenido. De acuerdo a lo informado por la Policía, Guerrero murió producto de un disparo de escopeta.
Como si esto fuera poco, tras conocerse la novedad, un grupo de desconocidos incendió la vivienda del imputado, indicaron fuentes policiales de ese departamento.
Retornando a nuestro departamento, ayer pasadas las 8 de la mañana, se produjo una riña en la intersección de Lavalle y Granaderos, donde resultó herido de arma blanca en el tórax Héctor Ramón Pérez Wilson, quien recibió atención médica en el hospital Schestakow. Por este hecho no hay detenidos.
En tanto que el mismo domingo, alrededor de las 10:30 de la mañana, se vivió una situación violenta en la estación de servicio Shell de Mitre e Italia. Allí se encontraba trabajando un joven de 31 años, que observó a un joven alias “Chino” en una motocicleta junto a otro individuo, quien descendió del rodado y golpeó al trabajador con el casco protector, causando heridas en el cuero cabelludo.
La situación parece empeorar en esta región de Mendoza, principalmente los fines de semana, cuando el consumo de alcohol o alguna otra sustancia potencia la actitud de muchos jóvenes que a través de la violencia intentan saldar conflictos.
Generalmente –dice la Policía- estos episodios no son denunciados por los protagonistas, incluso la víctima por dos elementos: el temor y la represalia. Es decir, miedo a que ante una denuncia se agrave el ataque o esperar la recuperación para “tomarse” revancha contra los autores.
Es muy difícil controlar estos episodios que suceden en cualquier lugar y momento del día.
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