La cresta de la ola delictiva que afecta a casas sanrafaelinas es cada vez más alta y por esa razón la cúpula policial está por demás preocupada.
Solo el fin de semana se registró una docena de sustracciones en distintas propiedades de nuestro departamento. Sería extenso y sin mucho sentido detallar individualmente los episodios. A modo general conocimos que los “amigos de lo ajeno” se alzaron con dinero, electrodomésticos, indumentarias y hasta reposeras.
El método es muy similar: acceso por algún patio, rotura de vidrios de ventana, ejecución del robo y fuga. Lamentablemente esa secuencia se está transformando en una costumbre que es muy difícil de frenar.
Si bien los botines son muy variados a la hora de realizar una lectura de qué se llevan los malvivientes, por más mínimo que sea el valor o monto de los bienes elegidos, la impotencia y sentimiento de invasión que corroe a las víctimas es indescriptible.
En otro análisis realizado determinamos que la mayoría de los hechos vinculados al robo en viviendas se están registrando en la zona norte de la ciudad, distribuidos en barrio Soto, Constitución, entre otros.
Reforzar la seguridad de dichos sectores sería una de las primeras medidas a tomar ya que es el principal pedido de los vecinos que están atemorizados por la proliferación delictiva.
¿Es muy difícil contener este flagelo en San Rafael? Los hechos sucedidos hacen aparentar que sí, pero mediante un trabajo en conjunto de la Policía y Justicia la situación puede remediarse.
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