El
hallazgo de 1300 kilos de marihuana en una finca de Bowen se produjo casi por
cuestiones azarosas, luego de que la Policía investigaba un asalto que se había
producido en una aseguradora de la ciudad de General Alvear.
Si bien
personal de Narcocriminalidad, conjuntamente con Inteligencia Criminal, tenían
conocimiento de algunos movimientos que indicaban la presencia de sustancias en
algún rincón del distrito, jamás imaginaron que se trataba de tanta.
Claro está,
que luego de conocerse el operativo, los jefes policiales inflaron su pecho y
airosos salieron por los medios a contar cómo habían ideado el procedimiento. En
cada entrevista, ya sea radial o televisiva, los cabecillas de la investigación
no admitieron que llegaron a incautar semejante cantidad de marihuana casi por
casualidad.
Analizando
las declaraciones, hasta el momento no trascendió cómo llegó más de una
tonelada de marihuana a una zona rural de Bowen, ni tampoco hacia dónde eran
destinados los ladrillos, ya que está claro que no se distribuía solo en el
departamento alvearense. Esos dos aspectos, fundamentales en la investigación,
no fueron aclarados, imponiendo la Policía la estrategia de no entorpecer la
investigación como vía de escape a la inquisición de la prensa. La falta de
información sobre lo expuesto anteriormente es otro de los indicios que
pusieron un manto de dudas sobre la certeza que tenían los investigadores en
cuanto a la presencia de droga en Bowen.
Por
otra parte, el juez federal Eduardo Puigdéngolas, tiene ahora la tarea de
encontrar a más responsables por el secuestro de la droga, dado que es difícil imaginar
que un matrimonio se encargara de administrar y distribuir 1300 kilos de droga
y la semejante tarea logística que había detrás.
Más
allá de las objeciones, hay que destacar el trabajo que viene haciendo en el
sur personal de la Unidad Investigativa, quien ha asumido un importante
compromiso en el afán de esclarecer hechos delictivos, luchando contra una
Justicia que le hace escasos guiños en el marco investigativo.
Lo
cierto es que la Policía sureña se anotó un “poroto” a su favor, en estos
tiempos donde se encuentra bajo la lupa, principalmente ante la escalada de la
inseguridad en este sector de la provincia.